La sala de estimulación multisensorial, más conocida como sala Snoezelen, fue creada por dos Terapeutas holandeses: Jan Hulsegge y Ad Verheul, en los años 70 en una residencia para personas con discapacidad intelectual. Tras su desarrollo en los Países Bajos, rápidamente se expandió su uso por el resto de Europa y más tarde en Estados Unidos y Canadá. Los dos terapeutas quisieron crear un lugar alternativo de ocio, en el que las personas que vivían en la residencia pudieran disfrutar. Al igual que ocurre en nuestro centro, APAFA, el centro en el que se creó contaba con un grupo de personas bastante heterogéneo: desde personas con necesidades de apoyo extenso y generalizado a personas con trastornos psiquiátricos, incluyendo discapacidad física asociada, etc.

Las personas con discapacidad intelectual se acercaban a la sala en sus ratos de ocio y tiempo libre por voluntad propia, pasando allí todo el tiempo que ellos quisieran. En sus inicios el material de la sala se compone de elementos olfativos, táctiles, visuales y auditivos (se dejan a un lado los gustativos por motivos de higiene) y el enfoque de utilización era no-directivo, es decir, se le daba libertad a la persona para interactuar con el ambiente y el mundo de estímulos sensoriales libremente. Años después una empresa inglesa instaló una sala en Gran Bretaña para investigar, probar y sacar a la venta nuevos materiales y
tecnología (sonido, material con aroma, vibradores, etc.) que siguiese la línea de la estimulación sensorial. Poco a poco, los profesionales se dieron cuenta de que la sala proporcionaba reacciones que antes no estaban presentes en el repertorio de conducta de determinadas personas, como por ejemplo la aparición de lenguaje espontáneo, interés por el entorno y conductas de búsqueda, aumento de las expresiones faciales, acción de señalar, disminución de estereotipias, disfrute del ambiente, relajación, disminución de problemas conductuales, etc. Y detectaron que las personas salían de estas salas más contentas, estables y relajadas

La sala se fue desarrollando cada vez más en dirección a la terapia, creándose un espacio de trabajo por medio de lo sensorial y el bienestar. Los cuatro pilares de este tipo de salas y terapias asociadas a ellas son:
1.- El ocio
2.- La relajación
3.- La atención individualizada
4.- La estimulación sensorial

Hoy en día, debido a la gran variedad de material existente, el terapeuta no tiene porqué trabajar únicamente la parte sensorial de la persona, sino que puede dirigirse a gran cantidad de componentes del desempeño ocupacional que se proponga: desde componentes motores hasta cognitivos, pasando por afectivo-relacionales. Si bien en su origen estas salas estaban destinadas a personas con discapacidad intelectual, con el paso del tiempo su uso se ha generalizado a otros tipos de población: infantil, psiquiátrica, con patologías neurológicas… alcanzando todas las edades: niños, adultos y ancianos.